Hago todo con calma

Introducción: el comienzo del año

 

Creo que casi tod@s esperamos los primeros días del año para setearnos nuestras prioridades personales. Las laborales ya las hemos hecho en el último trimestre del año pasado.

Avanzar en ese curso de idiomas que dejamos a medias, decidir ir con frecuencia semanal al gimnasio – que seguro pagamos algunos meses y ahí quedó – o terminar ese curso que tanto quisimos como en agosto o septiembre.

Y así comienza Enero: frases lindas de reconciliación, amistad y amor.

Claro que cuando comenzamos a transitar el primer mes, como es ahora, nos empezamos a encontrar con nuestras propias estructuras, nuestros propios hábitos y nuestros anteriores anclajes que nos llevan directo al punto de largada.

 

¿Y qué tiene que ver la gamification con ésto?

 

Bueno, pues… ¡todo!

Una de las herramientas más utilizadas – más que los puntos, las insignias y los rankings – es el feedback instantáneo. Lo que me dice que voy bien en lo que estoy haciendo, que continúe. O que si me equivoco, qué es lo que tengo que corregir.

Y en las acciones de team building, como en las de gestión de performance, enterarnos rápido como van las cosas es clave.

No vale eso de “pero te lo dije hace como tres meses”, si no hubo refuerzo positivo para que algo cambie.

No vale eso de “si vas bien, no hace falta que te lo diga, vas bien”, si no hay una acción específica que lo demuestre.

No vale eso de “si vas mal te enterás enseguida”, porque también quiero enterarme cuando voy bien.

Gamifica Group

Cómo vincular el feedback instantáneo a la creación de hábitos: el ciclo de la decisión.

Para lograr que una decisión se transforme en un hábito, tengo que conocer cuales son los 4 pasos de tal decisión:

  1. Evalúo la decisión: me pregunto: ¿puedo? ¿quiero? ¿por qué? ¿para qué?
  2. Llevo adelante la acción: aplico el esfuerzo necesario.
  3. Logro el resultado: llego o sobrepaso el objetivo que fijé en la evaluación.
  4. Celebro el logro: me doy una palmadita en la espalda por el trabajo bien hecho.
El ciclo de la decisión

Y aunque no lo crean, la parte que más refuerza el volver a tomar la decisión no es el logro en sí mismo, sino la celebración que realice de tal logro.

En nuestro cerebro, la dopamina – un neurotransmisor que se libera cuando hacemos algo bien – nos indica que estamos en condiciones de celebrar lo que hicimos bien. Ya sea con algo sencillo (un ¡bien ahí! en mi cabeza con un gesto de aprobación) como algo más elaborado (un pasito de baile que muestra lo bien que lo hice), el realizar un gesto, un movimiento – un algo – luego de darnos cuenta que logramos lo que queremos, hace que nuestro cerebro libere esa famosa dopamina. Y claro que nos gusta, es ese “aaaaaahhhhh” lindo de haber hecho algo bien. Y a nuestro cerebro eso es algo que lo gratifica y mucho.

Es decir, ya sea porque lo hago para mi mismo – yo tengo un movimiento dónde me palmeo el pecho y digo “yessssssss!” cuando algo me sale bien – o cuando tengo un gesto para felicitar a alguien de mi equipo que logró eso esperado – como por ejemplo en algunos lugares hacen sonar una campana o corneta para festejar una venta – voy a estar incentivando a la liberación de dopamina, a ese breve momento de placer y orgullo del logro; y más importante aún, condicionándome para volver a repetirlo.

 

Conclusión: como nos entrenamos en otras cosas, también nos entrenamos en buenos hábitos.

 

Programarnos, educarnos y entrenarnos a reconocer nuestros logros, y el logro de los colaboradores de nuestros equipos, son un gran refuerzo positivo que siempre suma. Y si lo hacemos bien cerca del momento de ese logro, mejor aún.

Si aún no tenés algún gesto personal que muestre tu propio reconocimiento y satisfacción por algo bien hecho, crealo. Algo simple, un “bien bien”, o un gestito de idea o un pasito. Y si aún no tenés algúna indicación clara a un colaborador para felicitarle por su buena acción – hacé lo mismo: empezá con algo que puedas llevar adelante en forma consistente. Que se note a la distancia cuando estás felicitando a alguien por ese mismo gesto.

Tu cerebro y tu equipo te lo van a agradecer.

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